El huracán Irma ha sido el más fuerte registrado nunca en la zona del Atlántico. Su longitud de 200 kilómetros y sus potentes rachas de viento de hasta 360 kilómetros por hora dejaron numerosos destrozos materiales que aún siguen patentes en la costa de Estados Unidos y el Caribe. Dos meses después, las zonas más castigadas están totalmente desoladas y se espera que hasta dentro de un año no se vuelvan a reabrir los resorts de la zona.