Cuánto contaminan el ecosistema marino las cremas de los bañistas
Existe relación entre las cremas de protección solar y la destrucción o crecimiento desmedido de ciertas especies marinas
Los cosméticos de protección solar están compuestos por filtros orgánicos o químicos inorgánicos y además incluyen otros ingredientes como conservantes, colorantes, fragancias… Su formulación y concentración es variada y aunque está legislada y controlada su eficacia para la protección frente a los rayos UV, diversos estudios han demostrado que su liberación en el mar puede tener graves consecuencias en el ecosistema marino costero.
Diversos estudios realizados en el sur de Francia, en Hawaii y en Mallorca, han demostrado la relación directa entre ciertas sustancias contenidas en las cremas de protección solar y la destrucción o crecimiento desmedido de ciertas especies marinas.
Oxibenzona, otilmectoxicinamato, dióxido de titanio, oxido de zinc, parabenos, sulfatos… éstos son sólo algunos de los componentes más populares de las cremas de protección solar que, al ser liberadas en el mar por los bañistas, terminan por alterar el ecosistema marino.
El dióxido de titanio en el Sur de Francia
Uno de los estudios es el realizado por el Dr. Jérôme Labille (investigador del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS) en el laboratorio CEREGE, Universidad de Aix- Marsella, Francia) en las playas del sur de Francia, cuyos resultados fueron presentados en la Conferencia de Geoquímica Goldschmidt en Boston. En sus conclusiones expone que la protección solar de los bañistas libera en el mar cantidades significativas de dióxido de titanio (TiO2) en forma de nanopartículas.
Estas nanopartículas, que a diario pueden alcanzar de 15 a 45 microgramos, suponen la acumulación de varios kilos de TiO2 al final de la temporada de verano. El problema, según el Dr. Labille, es que el dióxido de titanio es un contaminante que puede dañar tanto a los peces como a otros organismos marítimos.
La oxibenzona y el octilmetoxicinamato en Hawaii
Desde el pasado verano, en Hawaii se han puesto más serios, el gobernador David Ige ha promulgado una ley, que entrará en vigor en 20121, prohibiendo la venta de cremas solares que contengan oxibenzona y octilmetoxicinamato. Esta decisión está basada en un estudio realizado en 2015 por el Dr. Craig Downs, en el que concluye que la oxibenzona es una amenaza para los arrecifes de coral ya que, según sus palabras, “muchas cosas matan a los arrecifes de coral, pero sabemos que la oxibenzona impide que se recuperen”. Añade además que “también afecta a los erizos de mar y acaba con las algas, una fuente de alimento para las tortugas marinas”.
Las investigaciones realizadas en Mallorca
Varias playas de Mallorca han sido objeto de estudios similares en un trabajo dirigido por el investigador del CSIC en el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (centro mixto del CSIC y la Universidad de las Islas Baleares) Antonio Tovar en el que ha participado también la Universidad de Valencia.
De sus investigaciones se extrae que algunos compuestos químicos de las cremas solares, en concreto benzofenona, 4-metilbenciledina camfor (dos compuestos orgánicos), dióxido de titanio y óxido de cinc (dos compuestos químicos) "tienen efectos tóxicos sobre el fitoplancton marino, los crustáceos, las algas y los peces”.
Según el investigador del CSIC, además de estos compuestos, las cremas solares también liberan otros elementos como el nitrógeno, el fósforo y el silicio que pueden actuar como nutrientes y estimular el crecimiento de las comunidades de algas. Tovar indica que “este efecto, aunque no parece nocivo a priori, altera la dinámica del ecosistema”.
¿Existe alguna solución?
Otra de las conclusiones del estudio señala que los protectores en espray provocan mayor toxicidad, mientras que las leches y cremas solares tienen menos efecto en el ecosistema. “La mayor toxicidad del aerosol en comparación con los formatos de crema o leche podría deberse a su mayor contenido de compuestos hidrosolubles, lo que los hace más biodisponibles para el fitoplancton”.
El problema es grave porque según aclara el investigador del CSIC en la actualidad no hay alternativas: “cada uno de los productos que hemos analizado, y lo hemos hecho con todos los que hay en el mercado, tienen alguno de estos componentes, incluso los que publicitan como ecológicos”.
Pero la solución a este problema no pasa ni por dejar de utilizar protección solar, ni por impedir los baños en el mar. La solución está en manos de los laboratorios, que se deben comprometer a encontrar fórmulas que, por un lado, aseguren el bloqueo de los rayos UV y por otro, que sus ingredientes no alteren el ecosistema marino.