Las altas temperaturas del exterior en el interior del coche pueden subir entre 10 y 20 grados. Es imprescindible reducir grados porque el calor afecta severamente a la capacidad de conducir. Para disminuir la temperatura hay que bajar las ventanillas y poner el aire acondicionado, pero hay más trucos. A más de 30 grados dejamos de ver una de cada cinco señales y conducimos como si tuviéramos una tasa de 0,5 mg de alcohol en sangre. El calor es enemigo del conductor.